- Alfarería
- 59 años de experiencia como artesano
El oficio de la alfarería significa un todo, me ha dado muchas satisfacciones y he podido construir mi vida gracias esto.
Pomaire, es un pueblo alfarero por tradición hereditaria, un lugar donde se trabajaba el material que nos ofrecían los cerros aledaños. Allí aprendí este oficio y he continuado la producción de las mismas creaciones que me heredó mi madre, y que ella a su vez, aprendió de mi abuela. Con esta acción, mantengo la tradición alfarera que le ha dado una identidad característica a mi territorio.
El proceso de creación tiene distintas etapas. Primero se encarga la greda a una familia que se dedican a distribuirla en el sector. Luego se amasa con dedicación, pues esta es la parte más importante al confeccionar un cacharro de greda. Posteriormente, comienzo a levantar un ‘jarro pato’ o una olla, a través de un cuenco o lulo. Cuando la pieza logra tener una forma pareja o lisa, se procede a ‘desgredar’ el exceso de material con callanas, para después alisar la pieza con una piedra de río y con agua, y así dejarla suave y con los poros bien sellados. Estas fases ocurren en el lapso de tres días aproximadamente, dependiendo de varios factores climáticos. Transcurrido ese período, se deja orear la pieza para lustrarla y sellarla con una piedra ágata. Se deja secar unos dos días, según el clima, y cuando ha perdido casi la totalidad de humedad, se procede a la quema en los hornos tradicionales de Pomaire. Este proceso tiene un tiempo aproximado de ocho horas, que da como resultado un tono rojo natural.
Trabajo hace veinte años en el colegio Pomaire, enseñando la tradición de la ‘hechura a mano’ de la alfarería, y también hago talleres a personas que se interesan en este oficio.
Yo me siento dichosa y orgullosa de compartir lo que he aprendido, de ser pomairina y alfarera. Creo que mi aporte al pueblo y al país es enseñar y conservar las tradiciones de la alfarería en greda.
Datos de contacto
- +56 9 7174 1675
- Taller: Diego de Almagro 453, Pomaire