Jennifer-Quiroz-artesaniametropolitana
Jennifer Quiroz

Herencia y modernidad en la artesanía en cuero.

Desde el rescate de una tradición familiar hasta la creación de una marca propia, esta artesana relata su camino en el oficio del cuero, en un esfuerzo por combinar lo artesanal y lo moderno.

Historia

Jennifer Quiroz no se convirtió en artesana de cuero por casualidad. Con su esposo, Miguel, lleva adelante un emprendimiento que comenzó como una respuesta a la necesidad de mantener la tradición de su suegro en la artesanía del cuero. Para Jennifer, la pasión por este oficio se entrelaza con el deseo de “continuar con la tradición familiar… que esta tradición no se perdiera”.

Al principio, Jennifer solo se encargaba de la gestión del negocio, atendiendo clientes y buscando fondos. Pero cuando la pandemia la dejó sin empleo, decidió sumergirse completamente en el proceso de fabricación. “Me quedé sin trabajo y ahí dije, ya no, me voy a dedicar de lleno al negocio”, recuerda. Este fue un punto decisivo, ya que a partir de ese momento comenzó a involucrarse en cada aspecto del trabajo artesanal, desde la compra de materiales hasta la producción de artículos​.

Aprendiendo junto a su marido, quien es el encargado de la costura y los acabados técnicos, Jennifer asumió tareas como cortar y ensamblar los productos. Con los años, ha desarrollado una notable habilidad para identificar los materiales y las herramientas necesarias. La producción es un proceso completamente manual: “Hay un moldaje que siempre lo hace mi marido, ese moldaje se pasa, se corta el cuero, esto se va pegando, se va armando”, explica. Aunque no cose todavía, su participación en la manufactura es integral: “Hago todo lo demás, solo me falta coser”.

El compromiso de Jennifer con el oficio va más allá de la técnica. Para ella, el valor de los productos hechos a mano es incuestionable. “Siempre le he dado un valor súper importante a lo que es hecho a mano… Sé lo que hay detrás de ese producto”, señala. Esta visión se ha convertido en un eje de su identidad empresarial, especialmente en el marco de una economía cada vez más preocupada por la sostenibilidad. Hace más de un año, Jennifer y Miguel participaron en un concurso en el cual debían crear productos a partir de retazos de cuero. Aunque su producto no fue el ganador, defendió la propuesta con tal pasión que fueron seleccionados como ganadores. Desde entonces, producen fundas de cojines con la retacería sobrante de Rosen, una experiencia que “nos ha permitido reutilizar, porque todo el sobrante de esto se queda en nuestro taller”, afirma.

Este giro hacia la reutilización no solo añade un valor ambiental al negocio, sino que también ha abierto nuevas puertas para ellos. En sus palabras, “poder contarle a la gente que nuestra materia prima es reutilizada le da un valor agregado… sobre todo en este tiempo que estamos súper preocupados por el medio ambiente”. Gracias a su colaboración con Rosen, han podido reducir su dependencia de ferias y bazares, lo que les ha permitido concentrarse en proyectos más estables​.

Aunque al principio temía que el público no valorara el trabajo artesanal en cuero, el reconocimiento llegó con el tiempo. Los primeros años, Jennifer y Miguel participaron en diversas ferias en Colina para dar a conocer sus productos. Poco a poco, “ya somos los del cuero… reconocidos por hacer artículos de cuero en la comunidad”, comenta. Hoy en día, buscan expandirse más allá de la comuna y participar en eventos masivos, deseando que su marca sea conocida fuera de Colina​.

La combinación de técnicas tradicionales y modernas ha sido clave para diferenciarse. Con una visión más actualizada del diseño, Jennifer ha logrado integrar detalles de moda en los productos, atrayendo a un público más amplio. Por ejemplo, transformó un modelo clásico de banano al reemplazar la tradicional correa de cuero por una de tela, dándole un estilo “para un público objetivo que no sean solamente los hombres o las personas más adultas”. Estos ajustes han resultado en productos que, en sus palabras, “son venta segura”​.

Jennifer reconoce que su camino ha estado lleno de desafíos, especialmente en lo que respecta a la valoración de su trabajo. Aprender a calcular los costos y a establecer precios fue un obstáculo importante al inicio, pero ahora siente que tiene el conocimiento y la experiencia necesarios para competir incluso con productos del retail. Lejos de sentirse intimidada, busca asociarse con tiendas para que sus productos artesanales encuentren un espacio en el mercado masivo. “Debemos unirnos al retail y competir… empoderarnos de ese mercado que está invadido por los chinos”, señala con convicción.

Para Jennifer, el éxito no se mide sólo en términos de crecimiento económico, sino en la posibilidad de transmitir valores de trabajo y dedicación a sus hijos, quienes también participan en el negocio familiar. Con una mezcla de orgullo y humildad, concluye, “estoy agradecida de ver la forma en que hemos crecido… en poco tiempo hemos crecido bastante”.

Obras y Procesos

Explora la galería de imágenes y sumérgete en el talento y la dedicación de los artesanos y artesanas.