manuel-gonzalez-artesaniametropolitana
Manuel González

El arte de la tierra y la llama.

Artesano ceramista y artista visual, Manuel González trasciende las fronteras de la tradición alfarera chilena al integrar diseño, investigación y espíritu creativo en sus obras.

Historia

Desde su taller en Pomaire, Manuel González da vida a piezas que fusionan las raíces precolombinas con un enfoque contemporáneo. “El apego a la llama es muy grande”, confiesa, refiriéndose al fuego como un elemento central en su proceso creativo. Este maestro alfarero y artista visual no sólo moldea la tierra, sino que también explora disciplinas como la pintura surrealista, la cerámica artística y la fotografía, estableciendo un vínculo íntimo con los elementos.

Manuel aprendió observando, sin maestros formales. Con los años, su curiosidad lo llevó a cuestionar las raíces de la alfarería tradicional: “¿De dónde venimos? ¿Por qué el trabajo de la alfarería se hace así y no de otra forma?”. Estas inquietudes marcaron el inicio de un trabajo de investigación que lo transformó como creador. Inspirado en el diseño gráfico —disciplina que estudió tras terminar el colegio—, comenzó a rediseñar la alfarería tradicional, reinterpretando la matriz precolombina en piezas originales y exclusivas.

Su enfoque único no ha pasado desapercibido: ha recibido premios nacionales e internacionales y ha exhibido su obra en lugares tan diversos como Francia, Suiza y Turquía. Sin embargo, Manuel mantiene una postura firme respecto a su identidad: “Afuera siempre marco mucho la situación de territorio; nunca he dejado de ser lo que soy, ni me influencio por otros lugares. Todo lo contrario, integro lo nuestro”.

Para Manuel, la alfarería y el arte no son disciplinas opuestas, sino complementarias. “No es una dualidad, son como hermanos gemelos”, explica. Desde la tierra, el agua y el fuego, nacen pigmentos y formas que lo conectan con su entorno y con su espíritu. Esta conexión se refleja en su búsqueda constante de libertad y autenticidad en el proceso creativo: “El instante de libertad es cuando no sabes para dónde va el camino ni dónde termina”.

Manuel rechaza la sistematización en su trabajo. En sus palabras, cada día en el taller es diferente, guiado por el instinto y la paciencia. Su obra, que abarca desde colecciones inspiradas en la cerámica de la cultura Aconcagua hasta diseños exclusivos, busca mantener viva una tradición que está en riesgo de desaparecer.

A pesar de los cambios en su pueblo natal, Manuel sigue profundamente conectado con Pomaire, un lugar con una “economía circular muy propia” y una rica tradición alfarera. Sin embargo, señala los desafíos que enfrentan los artesanos locales: “Hay una generación que lucha por recuperar la tradición alfarera tradicional frente a la producción masiva que omite etapas importantes del proceso”.

En este contexto, Manuel también ha sido mentor de nuevos ceramistas, inculcándoles la importancia de valorar esta profesión: “La alfarería no es lo último de lo último; es una forma de vida y una profesión con el mismo valor que cualquier otra”.

Hoy, Manuel prioriza el presente y la creación. “Prefiero vivir el día a día y disfrutarlo al máximo”, comenta. Actualmente, trabaja en una colección de jarros pato, reinterpretando esta figura tradicional a través de procesos antiguos. Al mismo tiempo, explora nuevas formas de expresar su arte, siempre con el mismo principio: enamorar cada cosa que realiza.

Sin redes sociales robustas ni presencia digital predominante, Manuel confía en el impacto tangible de su obra, tanto en su comunidad como en quienes la descubren alrededor del mundo. “Hago las cosas con amor y libertad; ese amor está implícito en cada pieza que realizo”.

Con una visión que combina tradición y modernidad, Manuel González es un ejemplo vivo de cómo el arte puede ser una extensión del alma y una conexión profunda con la tierra que habitamos.

Obras y Procesos

Explora la galería de imágenes y sumérgete en el talento y la dedicación de los artesanos y artesanas.