Waldo Manuel Cabrera Araya
  • Retablos
  • 34 años de experiencia como artesano

Para mí esta disciplina significa todo. El crear y fabricar mis propios retablos me dejan una satisfacción enorme, vivo bien en mi oficio, al exponer en ferias, muestras y exposiciones se crea un buen lazo entre el artesano, el público y la comunidad.

Mis retablos generan recuerdos y vivencias, pues yo hago replicas exactas en miniaturas de casas que ya no existen: busco casas que echarán abajo y rescato esas fachadas, a través de mis piezas.

En el año 87′, llegué a un taller en Maipú a través de mi suegra, quien me avisa que necesitaban a alguien. Allí hacían retablos de una capilla llamada «Capilla de Cristo San Juan” y durante los ocho meses que trabajé con ellos, aprendí la técnica.

Ahora el proceso de creación está en mi cabeza, son replicas o diseños de casas creados por mí. Primero recolecto madera, cartón, latas, vidrios… (todo es reciclado); luego armo la fachada, la empasto dando semejanza al adobe y haciendo las puertas con madera también reciclada.

Me siento orgulloso cuando realizado mi trabajo. Al final es el público quien te premia cuando les gustan las piezas. Construyo retablos decorativos, que están hechos con el más mínimo detalle y tienen un gran sentido de la vivencia, al desentrañar recuerdos.

Ya es sabido que todos estos oficios se van perdiendo, quedamos muy pocos artesanos del alma, y el aporte entonces es ofrecer al público nuestras creaciones. Una pieza que es trabajada al 100% resulta digna de admiración. Somos parte de la cultura y aportamos con un grano de arena.

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