Realizo talleres para la comunidad con el objetivo de descentralizar el modelo que se creó, permitiendo a otras personas poder generar una economía local con el uso del material, ya que solamente en la Región Metropolitana se desechan más de 18.000 tablas de skateboards, las cuales sin una correcta gestión terminan en la basura siendo combustionadas, generando gases de efecto invernaderos que contribuyen al calentamiento global.

A partir del trabajo colaborativo con la comunidad, es posible recuperar la materia prima en módulos para el acopio -habilitados en tiendas locales de skate, escuelas de skate y algunos skateparks-. Posteriormente, se traslada la materia prima al taller donde se realiza la separación de residuos y limpieza, todo esto se realiza bajo un proceso de minimización de residuos permitiendo obtener un material óptimo para poder crear la nueva materia prima, esto se realiza prensando las diferentes piezas obtenidas en el proceso anterior, dando como resultado bloques multicolores que van a ser destinados a crear distintos tipos de productos.

Con esta labor, siento tranquilidad al saber que se hace un trabajo sin impactos asociados a nuestros ecosistemas y a su vez, se trata de poder valorizar un material residual poniéndolo nuevamente en ciclo de utilidad por medio del oficio, generando una nueva economía en coherencia con las necesidades actuales del planeta.

El significado de esta obra principalmente es educar sobre el cuidado al medio ambiente, que las nuevas generaciones no vean los residuos como basura, ya que este concepto no existe en la naturaleza, que sepan gestionar sus desechos y aprendan el valor y potencial de estos, que se cuestionen de donde proviene lo que consumen y por sobre todo que comprendan que todo tiene un impacto en nuestro mundo.